El fin de las semanas

sábado, 21 de agosto de 2010

Cuando el ocaso de la semana cubre el cielo con su dulce resplandor significa que es el momento de dispersión de los sujetos. Estos, al encontrarse libres de preocupaciones concentran sus esfuerzos en la satisfacción de sus deseos más íntimos. Es natural que los sujetos en su afán de liberación traspasen algunas normas establecidas para el normal funcionamiento de la vida de la masa. La masa, al verse agredida recurre a la represión del sueño transgresor de los sujetos y también a la represión de los sujetos mismos. Por otro lado, existen sujetos que al consumir placeres que los transportan a universos ficticios maltratan su propia existencia y arruinan la mañana y la tarde siguientes. Ya en el anochecer semanal y previo al nuevo amanecer de la semana venidera reflexionan vanamente acerca de lo sucedido y se juran y perjuran a sí mismos el no volver a intentar tan colosal aventura. Lo curioso es que incumplen su débil promesa y repiten esta secuencia rutinariamente, como se repite el ciclo solar en el cielo.

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