Hay cosas con las que no se juega

domingo, 15 de agosto de 2010

¿Dónde está toda esa gente que me decía que era maravilloso, que con abrirse al mundo alcanzaba, que crecer y soñar eran posibles?

-¡Sos tan inteligente!- Me decían como halago. Como si la felicidad viniera de la mano.

La verdad -qué estúpida palabra- la verdad es que no tengo nada que ofrecer, nada para seguir estando.

La verdad es que he fallado y conmigo mil filosofías han fallado. Me siento derrotado, porque estoy derrotado. Ya no existo.

Mi voz pretende ser un grito desgarrado en el vacío, un llamado, un refugio, pero tan sólo es un instante irrespetuoso de sí mismo.

Ya no es amor, ya no hay pasión en mí. Ya nada me interesa ni me importa. Tal vez sea triste lo que expongo, no lo sé. Acaso ni eso sea.

Si alguna vez logré tenerlo, para siempre se ha escapado. Lo he perdido.

Ojalá la despedida sea un brillante desenlance, ojalá haya superado a la mediocre historia.

Mi historia.

0 comentarios: